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Columna Deadline: Trump busca un país con regreso a sus valores cristianos evangélicos

La primera semana después de su juramentación ha sido un verdadero torbellino en el que el presidente Donald Trump ha metido a toda América Latina, incluyendo a México y a Colombia, los dos países que de saque no permitieron aterrizar aviones estadunidenses con ilegales de ambos países que fueron deportados.
Aunque con México el Presidente Trump fue un poco más “benévolo”, a los colombianos no les tuvo ni un segundo de conmiseración y de inmediato ordenó aranceles del 25% a sus importaciones desde los Estados Unidos.
Gustavo Petro respondió de la misma forma y firmó órdenes ejecutivas para que las exportaciones desde Estados Unidos también tengan aranceles del mismo 25 %, por lo que Trump “congeló” de manera indefinida las visas hacia su país por parte de los colombianos.
Por qué no lo hizo con México? Bueno, Trump no es tonto! México sigue siendo su principal vecino y uno de los mejores socios comerciales que tiene históricamente, pero sabe que existe una economía mexicana, que pudiera voltear hacia China para reemplazarlo en temas comerciales.
Pero México se encuentra también aturdido después de que Trump declarara la emergencia nacional en la frontera Sur de los Estados Unidos, o sea en México, que nunca creyó y mucho menos se alistó para la oleada de deportaciones que se vienen no sólo de indocumentados mexicanos.
El parón que sufrió el sistema de agenda de citas para los extranjeros que esperan en México para poder recibir asilo político en Estados Unidos puso a sufrir a cientos de miles latinoamericanos y caribeños que están en México en espera de llegar con sus familias en ese país.
Todos los mexicanos a lo largo y ancho del país conocemos o tenemos conocidos que conocen o tienen contacto con la legión que busca desesperadamente trabajo y ahora, tras la cancelación de las citas para las visas humanitarias de Estados Unidos, buscan su regularización ante las autoridades mexicanas.
Vaya tarea que le espera al recién nombrado titular del Instituto Nacional de Migración (INM) Salomón Céspedes, quien no ha podido responder de manera inmediata a la creciente necesidad que miles de indocumentados en México tienen y la respuesta eficaz que se espera.
Salomón Céspedes luce en “schock”, mientras la marea de personas buscan la atención en la Comar, cuyas inmediaciones lucen repletas cada día y que sólo atinan a expedir visas temporales para la presencia en territorio nacional de máximo seis meses.
La corrupción generada en el INM desde Chiapas y Tabasco y documentada por los migrantes en el territorio mexicano, es cada día más grande, solicitándoles a quienes logran llegar a territorio mexicano, al menos 1700 dólares por miembro de familia, para dejarlos internarse en este país.
Luego vienen los grupos delincuenciales que secuestran y piden la misma cantidad a los migrantes en el mejor de los casos y en el peor reclutan a niños y jóvenes para entrenarlos en campos clandestinos para servir después como sicarios, halcones o cualquiera que sea el “puesto vacante” para engrosar las filas del crimen organizado.
La descomposición en México ha tomado mal parado al gobierno que no encuentra el modo de combatir a los cárteles que trafican con los migrantes, quienes en su peregrinar por México viven una pesadilla constante.
Quienes logran llegar a las ciudades como la capital del país tienen que trabajar de forma clandestina para poder llevarse un pan a la boca y vivir bajo un techo, que les cobran carísimo ante la falta de garantías.
Muchos migrantes, la gran mayoría, aportan en estos momentos sus capacidades para sostener la parte más baja de la economía de este país, trabajando por la mitad de lo que lo harían los mexicanos.
Ahora México está dándoles a los venezolanos, haitianos, guatemaltecos y otras nacionalidades, los empleos que no quieren hacer los mexicanos. Nos hemos convertido en la versión de los Estados Unidos, que contratan para el trabajo que sus minorías no quieren hacer.
Así que Trump sabe todo esto y desea colapsar las economías latinoamericanas, regresando e impidiendo el acceso a más indocumentados a su país. Lo dijo antes de las elecciones donde resultó ganador. Lo dijo después de que se le declaró Presidente Electo y lo ha cumplido en sus primeros siete días de gobierno.
No deben extrañarnos sus acciones. En su discurso de Juramentación fue claro al decir que “antepondrá los intereses de Estados Unidos sobre los de cualquiera” y que luchará por devolverle la grandeza al pueblo estadunidense que la administración de Joe Biden les quitó.
Nos dolerá a los mexicanos y a los latinoamericanos fuera de las fronteras de Estados Unidos? Sí!
Pero de acuerdo a sus leyes, de acuerdo a su estilo de vida y de acuerdo a su visión muy particular, los estadunidenses apoyan esta postura del presidente número 47 de los Estados Unidos.
Trump cree que los valores religiosos de este país deben volver a sus orígenes de un pueblo creyente en Dios, el Dios cristiano y no el Dios pagano en que creen laa mayoría de los latinos.
Trump cree que el pueblo de los Estados Unidos es un pueblo poderoso en la manera en que se apeguen a sus creencias religiosas cristianas evangélica y le llama “estrategia”.
Trump cree que entre más se permita a los latinos ejercer sus creencias “paganas”, su país seguirá debilitándose porque él cree, que esas creencias llevan a sus pueblos a ser anárquicos.
Trump, como los mexicanos, quienes de manera libre eligieron el camino de la izquierda, cree que él puede y debe regresar a las bases de lo que hizo el país más poderoso del mundo a los Estados Unidos. Un país cristiano!
Y tiene todo el derecho de hacerlo dentro de sus fronteras. Sin embargo, la espada de un Dios justiciero bíblico, quizá no resulte fácil en un mundo que gira en sentido contrario y en el que Dios no es el centro.
Para Trumpo Dios lo es todo y él cree firmemente que regresar a las bases del pueblo ortodoxo, llevará en poco tiempo a los Estados Unidos a ser nueva cuenta la potencia del mundo que llegó a ser.
Hoy Trump no mira hacia ningún otro lado sino al infinito bíblico. Ese en el que Dios bendecirá a América y los americanos (no a los latinoamericanos), si son fieles a sus creencias ortodoxas.
*Víctor Hugo Arteaga es ganador del Premio Nacional de Periodismo 2016 por el reportaje de investigación Las Empresas Fantasma de Javier Duarte, el exgobernador que se encuentra preso gracias a ese trabajo.
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Fuente: Forbes