El desperdicio a nivel mundial ha entrado en una nueva fase. El director de la Cátedra UNESCO de Alimentación, Cultura y Desarrollo de la UOC, F. Xavier Medina, opina que “cada vez hay más conciencia y más gente que se une, mientras que hace una década había muchas menos posibilidades de reciclar en casa y se desperdiciaban más alimentos”.
El experto de la UOC subraya que el aprovechamiento de comida es un hábito que “se integra plenamente en nuestra cultura gastronómica”, donde ya existe de antiguo la costumbre de aprovechar los restos de comida para elaborar platos nuevos.
Medina resalta que “hemos cambiado la necesidad de hacerlo por una cuestión económica para pasar, actualmente, a un momento de conciencia de tipo ambiental”.
Aquí te damos seis consejos para evitar el desperdicio de comida en esta Navidad y en general durante las fiestas decembrina
1.-Hacer una lista de la compra pensando en los menús que se prepararán. Es importante adaptarnos a los productos necesarios, evitar comprar alimentos que no se usarán y que acaben desperdiciándose. Esto es especialmente importante para los productos frescos, que tienen una vida útil más corta.
2.- Conservar y almacenar correctamente los productos comprados en las mejores condiciones considerando sus características. Hay que leer las etiquetas, comprobar las fechas de caducidad y seguir las recomendaciones de conservación (en la nevera, congelador o armarios, según el tipo de producto.)
3.- Ajustar las raciones. Revisar la despensa antes de comprar y planificar para reducir la compra por impulso. A menudo se tiende a cocinar en exceso y a servir demasiada cantidad en el plato, lo que lleva o bien a dejar comida en el plato —y, por lo tanto, a desperdiciarla— o bien a comer más de lo que apetece y en consecuencia ingerir más energía y ganar peso si sucede de forma habitual. Así pues, hay que pensar antes de llenar el plato (calcular lo que se comerá) sin pasarse.
4.- Congelar. Si, a pesar de haber hecho lista y haber ajustado las raciones, sobra comida, se puede congelar. Si se hace bien, es un método de conservación que nos permite alargar el tiempo de consumo de un alimento sin que pierda valor nutritivo. Puede ser muy oportuno congelar en recipientes que contengan las raciones que después se consumirán. La opción de congelación en raciones individuales puede ser muy interesante para llevarlas al trabajo, por ejemplo.
5.- Reaprovechar los restos para preparar nuevas recetas. Unas croquetas con el pollo asado que ha quedado, un puré con las verduras que se habían preparado como guarnición y han sobrado, son opciones muy sencillas. También se pueden consultar recetarios con muchas ideas. De hecho, el origen de los canelones tiene que ver con reaprovechar el asado y, por lo tanto, en las tradiciones ya se fomentaba este reaprovechamiento.
6.- Tener presente hacer un consumo responsable. Hay que informarse sobre la procedencia de lo que se come, qué sistemas de producción agrícola, de cría y de pesca se han usado…Hay que buscar cómo evitar el desperdicio de embalajes, que, como el desperdicio de alimentos, es una forma de contribuir a la sostenibilidad alimentaria.